Las máquinas suelen tener las mejores intenciones, aunque rápidamente las dejamos a un lado en favor del café soluble, que resulta ser más cómodo. Por lo tanto, es esencial que tengas en cuenta tus planes a la hora de usar tu flamante máquina doméstica: tienes que averiguar si te gustaría usarla solo durante esas ajetreadas mañanas los días de trabajo, cuando tienes prisa, necesitas salir de casa lo más rápido posible y básicamente necesitas llenar una taza y prepararte para salir, o en cambio te gustaría más invertir en la preparación de algo que puedas degustar tomándote tu tiempo, como merece un ritual del café.
Si lo que buscas es comodidad extrema, probablemente la mejor opción sea la poca preparación y el poco esfuerzo que se requiere para preparar el café. Esto significa que las máquinas automáticas y de un solo toque son la solución. También puedes aprovechar las máquinas de bolsitas y cápsulas, que suelen ser fáciles de usar, minimalistas y requieren muy poco esfuerzo de limpieza. Si, en cambio, quieres algo más elaborado y complejo, tienes a tu disposición un conjunto de alternativas muy competitivas y con muchos niveles.
